¿Qué he hecho yo para merecer esta familia?

Cuando un sistema familiar está desestructurado y un gran número de problemáticas de diversa índole se encuentran tanto en el inconsciente como en el consciente (separación de los padres, malos tratos, adicciones por parte de los progenitores, familias ensambladas, etc…), no es de extrañar que el niño al llegar a la adolescencia comience a manifestar una serie de síntomas, que sin tener porqué entrar dentro de la categoría de enfermedad psíquica, sí que producen malestar y desasosiego dentro del núcleo familiar. 
Para una persona que ha tenido un sufrimiento grande en su vida a nivel familiar, la acción común es alejarse físicamente del foco de problema, pero al margen de tener una distancia física, a veces no es tan sencillo tomar una distancia emocional con respecto a estas experiencias, puesto que de alguna manera la estampa familiar sigue existiendo. 

 Lógicamente, una persona con una historia familiar compleja, tratará conscientemente de buscar situaciones totalmente opuestas a las vividas en casa durante la niñez. Este rechazo conduce a la persona, sin saber cómo, a repetir el escenario de la niñez, encontrándose con las mismas situaciones difíciles que experimentó durante su infancia. 

Cuanto más se rechaza algo, más acciones se toman para poder controlar un sentimiento que no es grato, y se afianza la sensación y la vivencia atemporal dentro del propio inconsciente. La repetición del patrón, a ésta fidelidad al sistema familiar de origen, es la reacción natural del inconsciente para equilibrar una descompensación emocional existente. 

Es un proceso importante del inconsciente que indica que hay una situación que se debe resolver y sanar, en nuestro yo más profundo. 

La principal función de la terapia de las constelaciones familiares es descubrir los patrones heredados en el inconsciente, la letra pequeña del contrato, y desvincular a la persona de estas conductas dolorosas. Esta desvinculación no se realiza como una extirpación de algo que no sirve, todo lo contrario: se corrige a través de la aceptación consciente de los procesos emocionales que sus ancestros vivieron también cuando eran niños. Entendiendo cuál es su función, honrándola, aceptándola, ya que es una parte de su propia existencia. 

Es importante retirar el juicio hacia los padres, ya que fundamentalmente se anula la necesidad de que la persona se juzgue a sí misma. Al comprender que gracias a esa familia tan conflictiva, han llegado a ser lo que son actualmente, se produce una metamorfosis en la persona. Ella es quien decide si quiere relacionarse o no, con su familia. Si decide no hacerlo, lo hará liberado de todo sentimiento de culpa, siendo libre para dirigir realmente su vida.

Si quieres tener una imagen sistémica de tu familia, no te pierdas nuestro Taller Vivencial de Constelaciones Familiares en Caracas, el próximo 27 de junio. Para más detalles escribe a ConstelArte@gmail.com.

(Tomado de Mar de Luz )

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